Huída

Las gráciles glicinias,
que un día te enlazaron
son ahora un tronco
leñoso que te hiere.

Fuiste cuerpo o ráfaga desnuda;
aurora que anidaba en un rincón del pecho.
Frágil, aureo, infantil, desnudo, hueco,
dabas plante al amor con fondo de horizonte.

Hoy los zarcillos verdes de un jardín vertical,
le crecen a tus manos y tobillos,
como un Ahab prendido
para siempre de un cuerpo de ballena.

Comentarios

Entradas populares