Meditatio

Todo está bien:
la blancura sin alma de las cosas,
visillos ondulantes desbordados de sol
y el ruido de la calle,
como una voz sin nombre.

Todo está bien:
la soledad inmensa del desierto,
que cruzarás despacio
contando uno por uno los granos de la arena.

Mientras sueños, afectos o recuerdos,
librados del poder de los hechizos,
pasean como sombras,
sus frías simetrías.

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