Tomás toca el clarinete

Tomás adolescente
toca en patio abierto el clarinete
los domingos.

La madera dulce
exhala su cascada natural;
cuerpo de bronce,
bruñido en suave melodía oscura.
Y pequeños deseos,
punto y contrapunto,
danzan recién salidos
del saco de las bolas de colores.

No sé si sueña Tomás
con ser clarinetista.
Con quince años el mundo es mucho más
que un patio de vecinos;
hay montañas azules,
clarinetes, y desiertos dorados.

Fuera de la botella,
el genio baila ya,
vuelta tras vuelta;
viejo diablo enloquecido
por la música.

Comentarios

Entradas populares