“...En parte de mi alma”

Hay días de merengue
muy al principio
de la primavera,
en que uno va por ahí
vendiendo
partes de su alma.

El precio es una nota
manuscrita,
o el estar de otro cuerpo,
que comparte la calle
y respira y se asusta
y se vuelve y sonríe.

Luego están los que amamos
y nos aman,
cada cual con su personal
sistema métrico:
unos en yardas,
otros en pulgadas.

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