Mutación


Alguien descubrió una vez,
que su parte de la anatomía
femenina preferida,
eran las orejas.
Cuanto más grandes
mejor, para escuchar
más llantos,
más palabras
arrancadas al silencio.

Mejor sin cuerpo,
la mujer-orejas,
que nunca te requiera,
que no sueñe;
una anciana
sin pretensiones,
una madre que sólo sabe
lo que le cuentas.

Comentarios

Meri Pas Blanquer ha dicho que…
Saber escuchar es un don en deshuso, invitaría a muchos ser durante un mes persona-oreja y estoy segura la cosa en cuestión de calidad humana mejoraría.
Susana Corullón ha dicho que…
Gracias por tu comentario y por seguirme Meri Pas. Aprovecho para felicitarte por tu blog, que me ha encantado.

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