Mutación
que su parte de la anatomía
femenina preferida,
eran las orejas.
Cuanto más grandes
mejor, para escuchar
más llantos,
más palabras
arrancadas al silencio.
Mejor sin cuerpo,
la mujer-orejas,
que nunca te requiera,
que no sueñe;
una anciana
sin pretensiones,
una madre que sólo sabe
lo que le cuentas.
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