Precario

Después de muchos días
de fortuna precaria,
llegó un momento en el que
no tenía nada,
ninguna fruta dulce
para engañar la sed
que dejaba la noche.

Los demás dormían
con la frente
orientada hacia otra parte.
Ninguno iba a notar
su expresión distante
cuando abriera los ojos.

Se quedó de pie,
envuelta en las inmensas
cortinas del domingo.

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