El café
Cuando tomaba café,
siempre soñaba
que huía de estar muerto.
El corazón, demasiado grande,
olvidaba que de noche
se paraba la vida.
Una y otra vez
era despedido,
por la fuerza centrífuga
del giro del planeta,
una y otra vez
le arrojaban los sueños,
desnudo y sudoroso
otra vez a la vida.
Sería un buen momento
de contar su delirio a los demás,
si no durmieran.
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El insomne sueña conversaciones