Mercenario
Nunca descansa aquel
que ha rozado a los ángeles.
El tiempo se demora
en el otoño,
y la luna se ofrece cada noche
al hombre melancólico.
Pero tú,
que arrancaste una gota de sangre
al costado de un ángel,
ya no puedes parar.
La locura entrará
disfrazada en tu sueño,
y verás por sus ojos,
tocarás por sus dedos,
hasta que de tu cuerpo de hombre
sólo quede la piel.
que ha rozado a los ángeles.
El tiempo se demora
en el otoño,
y la luna se ofrece cada noche
al hombre melancólico.
Pero tú,
que arrancaste una gota de sangre
al costado de un ángel,
ya no puedes parar.
La locura entrará
disfrazada en tu sueño,
y verás por sus ojos,
tocarás por sus dedos,
hasta que de tu cuerpo de hombre
sólo quede la piel.
Comentarios
Es atractiva la imagen que presentas, la de aquél que ha arrancado una gota de sangre de ángel y ya no puede parar. Y sigue hasta el agotamiento y la desaparición. Es atractiva; pero inevitablemente pienso en tantos que han sido arrebatados por un momento al cielo y, sin embargo, piensan que tan solo fue un sueño, fingen olvidarlo y continúan con sus vidas monótonas.
Lo pienso, pero cuando llego ahí vuelvo a leer tu poema anterior, original, y me quedo en la duda.
Siempre un placer leerte.