Paraíso
Yo nunca sería
Beatrice
coronada de olivo.
A mí me muerden
los ojos
y me escuecen los labios.
A cambio sólo sé
el silencio de la piedra,
la soledad del árbol.
Beatrice
coronada de olivo.
A mí me muerden
los ojos
y me escuecen los labios.
A cambio sólo sé
el silencio de la piedra,
la soledad del árbol.
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