Retal

Matar a un personaje siempre nos sonaba a Deus ex machina, a pesar de ser el fin que nos espera a todos, la muerte a veces no parece natural. Pero tú estás muerta ahora, tan muerta como los muertos del siglo XIX, pálidos y con cara de cera.

A veces me enseñabas el alma. Me contabas cosas, te leía, pero la muerte te ha vuelto transparente. La carne se llevó tu resistencia, y aquí estás sobre mi mesa ahora: unos cuadernos, unas fotos y mis propios recuerdos. Me asusta poder manipular el pasado, poner aquí o allá tu esqueleto sin que protestes. No te quiero así ¿es ese el dolor que nos dejan los muertos? Las efemérides me entristecen y los recuerdos me dan escalofríos, pero ya sólo puedo ofrecerte recuerdos y flores.

¿Para qué respetar la línea temporal? tan tú eras hace 30 años, como hace dos meses; tan tú conduciendo Castellana arriba, tras una noche de copas y verano, como entregándote en cuerpo y alma al que fue tu marido unos meses después, y el resto de tu vida, que no sale en las fotos, cuando intentabas rellenar con amalgama los espacios intermedios.

Tú y yo nacimos en un tiempo raro, nos creíamos distintas, pero ya ves que muerte y soledad suenan siempre a lo mismo. Te has ido ya, pendeja, eso sí que es dar portazo a los problemas, como si la vida fuera larga y tuviéramos que sufrir siempre para purgar las penas. ¿Pudiste mantener hasta el final ese interior acolchado del que alguna vez me hablaste, cerrado al exterior, donde no entraba nadie? La vida es un cristal, pero no es tuyo y el reto es respetarlo hasta que llega la hora. Se acabó para ti, descansa en paz, al fin eres lo que dejas.

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