Nadadora

Que el mar era la noche,
lo sabías.
Y tú tienes los pies
de una sirena.
Pero gracias a Dios,
después de una brazada
había que salir a respirar,
y nada tiene la frescura
del aire de hoy

Comentarios

Carlos Gil Fernández ha dicho que…
Soy muy clásico, seguro. Me haría ilusión leer un poemario tuyo en papel.

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