Vídeo de la presentación y texto introductorio
Comparto con vosotros el vídeo de la presentación de ayer de Carne de magnolia. La mascarilla dificulta un poco la escucha, pero también le da un toque de actualidad 😀
Muchas gracias a todos los que me acompañaron
Primero me voy a presentar. Para entender mi poesía creo que es interesante conocer que estudié Filosofía, porque las dos cosas, Filosofía y poesía obedecen al mismo impulso que he sentido desde que empecé a tener conciencia de mi vida. Sea lo que sea lo real, el hecho es que nos percibimos como seres conscientes de su transcurrir en el tiempo, y eso me ha dejado perpleja desde siempre. El tiempo se manifiesta en acontecimientos que destacan, pero por otra parte, el tiempo es una gran extensión repetitiva y en calma. La sensación del tiempo repetitivo/retenido, lo que los monjes medievales que dedicaban su vida a la meditación llamaron “acedia”, se vive de forma dolorosa, casi como una enfermedad, pero a la vez atrae con la calma de lo inanimado. Los acontecimientos deslumbran, pero vienen de fuera y no se pueden retener, a la vez que alegría, producen dolor por su pérdida y ése es el juego agridulce de la vida.
La poesía es sanadora, como lo es la Filosofía, la primera porque permite crear con la palabra, la segunda, porque nos acerca de manera circular a los problemas fundamentales del alma humana. Tal vez sin llegar a resolverlos nunca, pero el esfuerzo invertido ya es en sí satisfactorio. La Filosofía es también un acto de humildad, como lo son los poemas, un movimiento, una danza de aproximación mientras dura la vida.
Mis poemas se mueven en estas coordenadas: dialéctica entre acontecimiento/ reposo; Impulso vital/fascinación por la muerte; la palabra/ el silencio.
Se trata de poemas breves, como las muescas más simples que se pueden dejar en una roca, sin más artificios, porque se busca la fuerza primitiva de la palabra, su primer significado lleno de limpieza, la fascinación pura que produce el lenguaje.
Es una poesía intimista, lo social está presente en cuanto afecta a nuestro ser en el mundo, mediatizado por la cultura. Ésa es la base de que nos podamos entender y comunicar, porque el poder sanador de la poesía viene también de su naturaleza de lenguaje en sí misma. El poema adquiere su fuerza de las imágenes, y éstas son recolectadas en los recovecos y rincones de nuestra vida interior, muchas veces en los sueños, o del inconsciente/consciente colectivo que compartimos todos.
Hay aquí poemas que han acompañado momentos de mi vida, puede decirse que son intentos de encontrar sentido a mi tiempo en el mundo. La sombra de la acedia, el horror al vacío planea siempre, a pesar de las certezas que surgen como islas: acontecimientos como el dolor o la muerte, búsqueda del paraíso en la ilusión del amor… Un amor que aspira a lo absoluto y que a la vez es condescendiente con lo transitorio, hijo del instante que se sabe vulnerable. Otras veces es la mera complacencia en el poema, la disolución en la meditación o en la mística. Y siempre por encima de todo, el gusto agridulce por la vida
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