Insomnio
Bienvenido al insomnio:
si levantas la piel
del edificio,
hallarás a los dueños
de la noche,
al niño o al anciano,
adiestrado en escuchar el paso de las horas.
En el silencio forzado
todos vuelven
la cara a la pared,
para intentar
olvidar en lo posible,
que están vivos.
Los que fracasan
son atacados por los cuervos,
que hurgan en sus almas,
para robarles la esperanza
que les nutre.
Hasta que al fin, de sus despojos,
agotados,
sacan fuerzas
para imaginar un cuerpo
o un deseo,
que apenas les abriga
del relente.
Comentarios
Pocas veces no he podido dormir, cuando me ha pasado ha sido una sensación desagradable, muy desagradable que pintas muy bien (como siempre) en tu poema.