El seductor

"[...]pero Inés no era una muchacha sosegada; le agradaba el rugir del mar y si le gustaba tanto el suspirar melancólico  de las olas en la orilla era porque dentro de ella resonaba con más fuerza. Ella quisiera partir, desaparecer, precipitarse violentamente en lo infinito con ese tritón a quien ama... Entonces provoca al tritón: desdeña su mansedumbre y así despierta su orgullo. Y el mar ruge y las olas se tornan espuma: el tritón abraza a Inés y se sumerge con ella en las profundidades. Nunca se había sentido tan salvaje, tan lleno de deseo, porque había esperado su salvación de esta joven. Muy pronto se harta de Inés, cuyo cadáver, sin embargo, no apareció por ninguna parte: se había convertido en una sirena que atraía a los hombres con sus cantos"
Temor y Temblor, Sören Kierkegaard

No pesa el cuerpo en el mar,
escenario para las paradojas,
tampoco hace falta hablar,
las olas dicen ya
del amor lo necesario
¿Quién piensa en volver
como un cadáver desde allí?

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