La noticia
Una ola la trajo
con mi nombre puesto.
Me la dejó
y se fue,
con sonrisa educada
las dos nos despedimos.
Como cabeza recién cortada
que aún sonríe
recogía los platos de la mesa,
sin creer que un segundo
puede tener perfil de guillotina.
El mantel, la ventana,
desmienten invertidos,
que se pare el reloj
los días laborables.
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